miércoles, 2 de abril de 2014

Momentos previos al parto.

AL PARTO, BIEN PREPARADA

Molestias normales que puedes sufrir en el parto

Al parto, bien preparada: Molestias normales que puedes sufrir en el parto

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El test del parto: ¿verdadero o falso?

A pesar de la exhaustiva información de la que suelen disponer las futuras mamás hoy día, hay algunas situaciones que se pueden presentar en el momento del parto de las que muchas veces no se habla (más que nada porque no tienen mayor importancia o gravedad) y que, sin embargo, pueden resultar desconcertantes y llegar a preocupar a la embarazada. Te explicamos cuáles son para que no te pillen desprevenida.

Es posible que te pongan un enema

Cuando el bebé empuja a lo largo del canal del parto, el recto se contrae. Para evitar que se vacíe durante el parto en muchos hospitales ponen un enema antes de comenzar el trabajo del parto para liberar al intestino y proporcionar al feto cuando salga un ambiente lo más limpio posible, y evitar así cualquier riesgo de infección. Es indoloro.
La OMS cuestiona esta práctica y la del rasurado y cada vez se hacen menos. Si no deseas que te pongan enema, conviene que lo indiques previamente en un plan de parto.

Es normal tener sentir angustia

La aparición de náuseas y vómitos del parto son un efecto secundario del alto nivel de prostaglandinas en la sangre materna que produce la estimulación del útero al inicio del parto. Es señal que el parto está avanzando y que se está llevando a cabo la dilatación.

Durante la dilatación puedes notar calor

Algunas mujeres afirman sentirse acaloradas en el momento de la dilatación. Se debe a que las contracciones hacen trabajar al músculo del útero, lo que aumenta la temperatura corporal.

O sentir frío

Durante la dilatación ( después del esfuerzo de las contracciones), en el expulsivo y, sobre todo, en el puerperio inmediato, es normal sentir frío. El descenso de la temperatura también puede ser un efecto secundario de la analgesia epidural y el suero que se administra a la madre. Las pequeñas cantidades de líquido amniótico que penetran en la sangre materna también pueden producir una sensación de frío. Algunas mujeres tiemblan e incluso llegar a castañear los dientes, pero no es muy frecuente, y en cualquier caso es pasajero.

Incluso quedarte con los pies y las manos helados

Durante el parto la circulación de la sangre se altera para atender mejor las necesidades del organismo. La mayor parte de la sangre se dirige hacia el útero (que está trabajando intensamente), por lo que las extremidades reciben menos cantidad y por ello se quedan frías. Para entrar en calor viene bien llevarse unos calcetines o pedir una manta.

Puedes sufrir gases tras el parto

Durante la gestación el músculo liso intestinal se relaja y esto favorece la acumulación de gases. Cuando se practica una cesárea, este problema es más frecuente, porque se inyectan medicamentos que relajan los músculos en el momento de la intervención (para poder sacar al niño con mayor facilidad).
Por lo general, el intestino empieza a movilizarse con normalidad al día siguiente de la cesárea.
Para aliviarlos: ayuda levantar las rodillas, mover las piernas o caminar un poquito.

Y tener contracciones de nuevo

El útero tiene que volver al tamaño que tenía antes de la gestación y lo hace mediante contracciones, para no perder mucha sangre. Estas contracciones se llaman entuertos, durante de 48 a 78 horas, y se favorecen con la succión cuando el bebé toma el pecho. Cada mujer las percibe de forma distinta. Algunas sólo notan una sensación de tensión, mientras que otras sufren un dolor intenso, que se alivia con analgésicos.

Fuente: serpadres.es

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