jueves, 27 de agosto de 2015

¿Cómo influye el orden de nacimiento en la personalidad de los hermanos?



Imagínate por un momento que te vas de viaje con tus hermanos, siendo ya adultos…  ¿con qué situación de las siguientes te identificas más?

- El viaje lo has estado planeando tú durante semanas, con todo lo que conlleva: reserva de hotel, coche de alquiler, restaurantes… tuviste en cuenta a tus hermanos en todo momento y buscaste tiempo y espacio para desconectar emocionalmente.
 Te ha llevado todo el día organizar las cosas de forma precipitada, ajustando los últimos preparativos y dejando tu hogar preparado para los días que vas a encontrarte ausente.

- ¡Te suena súper divertido realizar el viaje familiar que tiene programado! No tienes nada organizado, tan solo disfrutar de la experiencia, reírte y pasarlo bien con tus hermanos. Disfrutas de cómo tu hermano mayor organiza todo y no has tenido que mover ni un pelo.
 
¿La situación número 1 te es familiar? Seguramente seas el mayor de los hermanos.

Si la segunda encaja con tu persona o te sientes identificado, probablemente seas el hijo mediano.

Si te quedas con la última, seguramente eres “el bebé” de la familia.

¿Por qué importa el orden del nacimiento?
Muchos investigadores afirman que el orden en que se nace dentro de un núcleo familiar, es tan importante como el género y la genética. Esto nos lleva a plantearnos la eterna duda entre “crianza versus la naturaleza de las personas”.

Dentro de una misma familia, no existen dos hijos que tengan los mismos padres. ¿Por qué? Los padres son diferentes con cada uno de sus hijos, ya que nunca toman el mismo papel o rol. Por ejemplo, si eres el niño que cuida al resto de tus hermanos, entonces tu hermano tomará otro papel, quizás el del triunfador.

Tres tipos de personalidades entre hermanos
El hijo mayor está programado para la excelencia y los logros, el hijo del medio es criado para que sea comprensivo y conciliador… y “el bebé”, busca atención. El resultado genera que el orden en que nacen los hermanos, sea una variable poderosa a la hora del desarrollo de la personalidad.

Los 3 tipos de personalidades son las siguientes:
- El mayor: el triunfador. El hijo mayor suele tener más cosas en común con otros hijos también mayores, que con sus propios hermanos y hermanas. Son personas que dada su condición de primer hijo, han tenido más control sobre él sus padres, gozando de una gran atención al ser primerizos.

Suelen ser personas muy responsables, en las cuales puedes confiar… saben comportarse; son cuidadosos con ellos mismos y sus relaciones personales, reflejando una versión de sus propios padres.

Si eres el hijo mayor, seguramente te guste buscar la aprobación de los demás y conseguir grandes logros, simplemente porque estás predispuesto a ello.

Se identifican en estudios y profesiones de liderazgo. Al ser el hermano mayor, intentas dominar a tus hermanos.

Algo que caracteriza mucho a esta posición dentro de una familia, es que cuando “el bebé” número dos llega, el hermano mayor sentirá y experimentará un sentido de pérdida. Perder la posición de sentirnos únicos y la atención que antes era solo para nosotros, puede doler. Pero todo lo aprendido anteriormente, les permitirá cambiar rápido y con fuerza.

- El mediano: el pacifista. Los hermanos medianos suelen ser de carácter comprensivo, cooperativos y adaptativos, aunque de vez en cuando puedan reflejar características competitivas.

Les importa mucho la igualdad y trabajarán dentro de la familia, por lo justo e igual para cada miembro. Suelen gozar de un círculo cercano de amigos, que representan una parte adicional de su familia.

Como el hijo del medio, reciben la menor cantidad de atención de parte de su familia, y como resultado, estos compañeros de risas y experiencias que han elegido, constituyen su compensación.
Suelen tardar un poco en madurar, pero acaban llevando con éxito carreras poderosas que les permiten usar sus habilidades de negociación, consiguiendo toda la atención que necesitan.

El hermano mayor y el mediano, nunca serán buenos para lo mismo. El rasgo de personalidad que define al hijo del medio, suele ser el opuesto al del hermano mayor o menor. Lo bueno es que esas increíbles habilidades sociales que han aprendido gracias a ser el del medio, negociando en la estructura familiar, pueden prepararles para ser grandes emprendedores de éxito.

- El pequeño: alma de la fiesta. Si eres el pequeño de la familia, tus padres ya han conseguido la confianza suficiente dentro de sus roles como progenitores y cuidadores, lo que les hace ser más indulgentes y no prestar tanta atención a todos tus movimientos, como hacían antaño con tus hermanos mayores.

Esta situación les lleva a aprender a recibir la atención de su alrededor, por medio de su simpatía y encanto.

Tienen más libertad que sus hermanos, siendo más independientes. Presentan gran similitud con su hermano mayor, ya que ambos en los extremos son especiales. Encuentran su posición rápidamente y se sienten identificados con un lugar propio que les hace sentirse seguros.

Suelen escoger carreras como actores, comediantes, directores, escritores y carreras semejantes. Pueden ser también buenos doctores y profesores. La flexibilidad de sus padres, les facilita una libertad exquisita para fomentar su creatividad personal.

Tienen menos responsabilidades y, debido a esto, buscan experiencias con mucha responsabilidad.

¿Y si no tienes hermanos?
Los hijos únicos crecen rodeados de adultos, siendo más verbales y maduros. Esta condición les permite ganar en inteligencia y superar con facilidad, cualquier otra diferencia en el orden de nacimiento.
Pasar tanto tiempos solos, les lleva a ser más ingeniosos, creativos y creer en su independencia. También suelen tener mucho en común con sus padres, seguramente siguiéndoles en sus respectivas carreras profesionales.

Te invito a que en la próxima reunión familiar, observes con un poquito de detalle a tus hermanos y te fijes si percibes o no, las características de cada posición dentro del orden de nacimiento. Seguro te sacará una sonrisa. Y tú… ¿eres el mayor, el mediano o el pequeño?


www.lamenteesmaravillosa.com

fuente: http://comunamujer.com/como-influye-el-orden-de-nacimiento-en-la-personalidad-de-los-hermanos/contenido/2802/

Por: Por un futuro para nuestros hijos, grupo del facebook en: https://www.facebook.com/groups/porunfuturo3000/?fref=ts

¿Cuándo entenderá si le digo "no"?


Si bien algunos niños comienzan a entender el significado de la palabra "no" alrededor de los 6 meses, la mayoría no obedecerá hasta que tenga entre 12 y 18 meses.

Intenta distraerlo, por ejemplo si insiste en tocar al gato, llama su atención a otra cosa o lleva al gato a otra habitación. Si sientes que te pasas el día diciéndole "no" a tu hijo, trata de usar palabras que le expliquen por qué no quieres que haga lo que está haciendo. Por ejemplo, cuando trata de comerse una croqueta del perro di: "¡Uy, feo!" O si se acerca demasiado al horno, di: "¡Ay, quema!". Agregar algo de alarma y firmeza al tono de tu voz es esencial para transmitir tu mensaje.

También es importante que tengas lugares en casa donde tu niño pueda jugar con seguridad, de forma que no tengas que decirle "no" todo el tiempo. Trata de limitar el número de veces que dices no, asegura las áreas peligrosas con puertas de seguridad, tapa los enchufes eléctricos y coloca las cosas frágiles o peligrosas fuera de su alcance. Mira cómo lograr que tu casa sea segura.

miércoles, 19 de agosto de 2015

La colaboración de los niños en las vacaciones

fuente: http://www.guiainfantil.com/servicios/vacaciones/colaboracion.htm


Cómo hacer que los niños colaboren en las tareas de casa


Limpiar, barrer, fregar, ordenar los juguetes . Suele ser demasiado para las madres y la verdad es que los niños podrían echar una mano con estas tareas. Los encargos o pequeñas tareas domésticas son un medio eficaz de educar para la convivencia. Y lasvacaciones, la época propicia para poner en marcha un plan de acción familiar. Pero no se trata simple y llanamente de repartir tareasy luego regañar si no las sacan adelante: asignar y supervisar encargos también es un arte porque implica saber qué y a quién encargar algo.

Cómo los niños pueden colaborar en las tareas de casa

Consejos para que los niños colaboren en las tareas del hogar

Lo más aconsejable es repartir las tareas pensando cuál puede ser más educativa para cada niño según su carácter y aptitudes personales. Es importante demostrar que las tareas de la casa no son responsabilidad de las mujeres sino de todos los que viven en ella. Asimismo, se debe evitar establecer cualquier sistema de recompensas. No hay que ofrecer nada al niño a cambio de que eche una mano con las tareas domésticas. El pequeño debe aprender el valor del orden y que eso no implica ninguna recompensa, sino que es una obligación de todos mantener la casa ordenada. Al contrario, hay que motivarles con frases como "Somos un equipo", "Lo que hagas o dejes de hacer afecta a los demás", "No al hotel - Sí al hogar", "No ayudo por cumplir sino por servir".
Cada familia tiene su estilo y en algunos hogares estos lemas pueden causar mucha risa. Asimismo hay que elogiarles cuando lo hagan bien, para que se animen. No obstante no se puede esperar un orden perfecto ni una recogida total, pero lo importante es que los pequeños aprendan a recoger sus juguetes y colaborar con los padres.

Encargos y tareas a los hijos para las vacaciones

Los encargos no son para aliviar la carga de los padres en verano ni para aprovechar eltiempo libre de los hijos, sino para hacerlos más fuertes para enfrentar la vida. Lo ideal y lo más recomendable es que lo pueda hacer el niño sólo, pero enseñándole unas pautas para que sea constante en el trabajo. Consejos sobre las tareas que el niño debe realizar todos los días:
- Hacer su cama
- Ordenar la habitación y el baño
Recoger los juguetes, ropa y escritorio
- Avisar los desperfectos de su ropa y pedir ayuda para arreglarlos
- Guardar el vídeo que vio, el disco que escuchó, el libro que leyó.

Tareas diarias para los hijos


Se distribuyen entre los hermanos y pueden cambiarse a la semana o cada quince días.
- Ayudar a confeccionar el menú de comidas
- Ayudar a poner y a quitar la mesa
- Ayudar con el aseo (barrer, sacar la basura, pasar el polvo, etc.)
- Contestar el teléfono
- Regar las plantas
- Ordenar las sillas
- Poner el canasto de la ropa sucia y luego llevarlo al lavadero
- Apagar luces y poner llaves a las puertas
- Regar el jardín
- Cuidar y alimentar al perro, gato u otro animalito
- Recoger el correo
- Bajar y subir persianas
- Organizar la cocina.

Encargos semanales para los niños

También se distribuyen entre los hermanos, pero como no hay que hacerlos todos los días, son de más larga duración:
- Sacar la basura
- Poner papel higiénico en los baños
- Juntar periódicos antiguos o botellas viejas para reciclar
- Revisar lo que falta en la despensa
- Ayudar a la madre a coordinar el menú semanal
- Distribuir la ropa del planchado sobre cada cama.
Fuente consultada:
- "Lidero a las personas hacia IDEAS y ACCIONES que les permitan HACER REALIDAD sus SUEÑOS" (fragmento del texto de Jairo Quiceno, Psicólogo Clínico, Voluntario Sin Fronteras)

viernes, 7 de agosto de 2015

Mitos de la lactancia

Escrito para BabyCenter en Español
Aprobado por la Junta de Asesores Médicos de BabyCenter en Español.

fuente: http://espanol.babycenter.com/a12900010/mitos-de-la-lactancia#ixzz3i5n3KT5C



Bebé tomando pecho


La leche materna


La leche materna es el mejor alimento para tu bebé. Amamantar a tu bebé es una de las mejores cosas que puedes hacer para su desarrollo. Sin embargo, amamantar no es fácil para algunas mamás. Dar el pecho a tu bebé requiere un proceso de aprendizaje que dura semanas y que en ocasiones puede ser difícil. En ese periodo pueden surgir diversos obstáculos


En el pasado, cuando no existía la información médica que tenemos ahora, estos obstáculos o dificultades se explicaban con ciertas creencias. Si la lactancia te está presentando algunos retos, es posible que algunos miembros de tu familia bien intencionados te ofrezcan una explicación basada en estas creencias o mitos. Y aunque en algún caso puede que tengan razón, en otros puede que no la tengan. 

Es importante tener presentes estas creencias y saber cuáles tienen fundamento y cuáles no, porque de otro modo podrías abandonar la lactancia sin necesidad. 


Mito 1: Mi bebé no está aumentando de peso y creo que es porque no come suficiente

Éste es uno de los miedos más grandes de una mamá que está amamantando. Cuando das el pecho no puedes saber con exactitud la cantidad de leche que tu bebé está tomando, mientras que cuando le das un biberón tienes las medidas exactas. 


Tu pediatra te puede tranquilizar en ese sentido. Durante los primeros meses de vida de tu bebé, tu pediatra lo verá y lo pesará con regularidad. Si tu doctor ve que tu hijo se está desarrollando adecuadamente, puedes estar tranquila porque eso quiere decir que está recibiendo suficiente leche. 


El problema es que cuando las mamás, o las abuelitas, creen que el bebé no está subiendo de peso, pueden decidir empezar a darle fórmula para complementar. Esto crea un círculo vicioso: cuanta más fórmula toma el bebé, menos lacta y por lo tanto, menos leche produce la madre. 

Si tu bebé moja entre cinco y seis pañales al día, se agarra bien al pezón y escuchas cómo traga y, sobre todo, si tu pediatra te dice que está bien de peso y se está desarrollando correctamente, no te preocupes. Todo está bien aunque te parezca que no está engordando tanto como tú quisieras. 


Mito 2: No tengo suficiente leche


Ésta es una variante del mito anterior. Recuerda que es difícil saber la cantidad de leche que produces. En los primeros días después del nacimiento, la naturaleza le permite a la mamá descansar después de su intensa labor. En estos días no produce leche, sino calostro, una sustancia amarillenta que sale en poquita cantidad y que es justo lo que el bebé necesita en ese momento. 


El calostro está lleno de grasas, proteínas y anticuerpos que protegen a tu bebé de infecciones y activan su sistema inmunitario. El aparato digestivo del bebé está empezando a funcionar y sólo necesita esas pequeñas cantidades de alimento. 


Además, el calostro tiene el doble de calorías que la leche, con lo cual el bebé necesita tomar menos, pero el hecho de que la cantidad sea pequeña puede hacer que te parezca insuficiente. Por eso, recuerda que durante los primeros días la leche no va a fluir a borbotones; irá apareciendo gradualmente. 

Por otro lado, no es recomendable que compares la cantidad de leche que estás produciendo con la que puedan estar produciendo otras madres. Cada mamá es diferente y cada bebé también. Los dos forman una pareja única y no comparable con otras. 

Tampoco es aconsejable que uses un extractor de leche para verificar cuánta leche estás produciendo, ya que la cantidad de leche que se extrae con el 'sacaleche' no es la misma que obtiene el bebé cuando se prende al pecho. 


Lo mejor es guiarte por el peso que va aumentando tu bebé, su satisfacción y sobre todo, por lo que te diga tu pediatra. Los consejos y opiniones de otras personas, por muy bien intencionados que sean, podrían estar equivocados. 


Mito 3: Mi leche no es buena

La leche materna en general, tiene la misma composición para todas las mamás. Aunque te parezca mentira, incluso en mamás que viven en países donde no pueden tener una dieta equilibrada, la composición de la leche materna es la misma, a menos que haya un problema médico. 


Lo que ocurre es que la composición de la leche varía según la etapa de desarrollo en la que se encuentra tu bebé. Incluso en la misma sesión de amamantamiento la composición de la leche cambia del principio al final. Por ejemplo, la leche que sale al principio es más ligera, para saciar la sed del bebé, y la que sale en los siguientes minutos es la que tiene más grasas y nutrición. 



Lo que sí que afecta la cantidad de leche que produces es darle a tu bebé el biberón. En el momento en el que reduces la frecuencia con la que lo estás amamantando, disminuye tu producción. 



No todas las mamás pueden, o quieren, amamantar. Pero si tu intención es darle el pecho, no te preocupes por la calidad de tu leche. ¡Es excelente! 


Mito 4: Los enojos hacen que se seque la leche


Aunque si estás nerviosa o estresada es posible que tu leche tarde un poquito más en fluir, esto no quiere decir que vayas a dejar de producir leche. Le leche no desaparece o se seca porque estés enojada o hayas tenido un disgusto. Los nervios no cambian la composición y el valor nutritivo de tu leche. 



De hecho, cuando empieces a amamantar y la leche comience a fluir, tu cuerpo se relajará de forma natural. A muchas mamás incluso les entra sueño cuando están alimentando a sus bebés. 


Mito 5: Si la leche tiene un aspecto acuoso hay que dejar de amamantar


Es cierto que la leche materna tiene un aspecto acuoso en ocasiones, pero esto es normal. Al principio de la sesión de amamantamiento la leche tiene menos grasa y por eso se ve más acuosa. Esta leche está diseñada para calmar la sed del bebé y tiene más agua y azúcar y menos grasa que la que sale después. 



Cuando ya llevas unos minutos amamantando, la leche que sale tiene más grasa para darle a tu bebé la nutrición que necesita.

No compares el color de la leche materna con el de la leche de fórmula porque son muy diferentes. La leche materna se tiene que ver más clara y acuosa que la de fórmula porque así es su aspecto natural. 


Mito 6: Para producir más leche hay que comer ciertas cosas y evitar los alimentos "fríos"


Muchas culturas latinas tienen creencias relacionadas con el balance entre el ″frío″ y el ″calor″. El periodo después del nacimiento se considera un periodo caliente y por eso las mamás deben evitar los alimentos calificados como "fríos". 



Aunque estas prácticas son relativamente inofensivas, el peligro está en dejar de comer ciertos alimentos para comer otros y no llevar una dieta equilibrada. 



Los jalapeños, los frijoles o el chocolate no se recomiendan durante la lactancia, según ciertas costumbres, porque pueden reducir la producción de leche. Aunque no es cierto que vayan a reducir la leche que produces, sí que hay ciertos alimentos que pueden afectar a tu bebé. Algunos bebés por ejemplo, son sensibles al sabor que produce en la leche el comer coliflor o ajo. 
Si observas algún cambio en tu bebé después de comer estos alimentos, evítalos durante un par de días para ver qué pasa. (Lee más sobre la interacción entre los alimentos que comes y la leche materna). 

Algunos de los alimentos que se recomiendan tradicionalmente para el periodo del amamantamiento son las hojas de higuera cocidas, y la avena cocida en leche o los cacahuates, pero no hay ningún estudio científico que haya demostrado que el comer estos alimentos aumente la producción de leche materna. 

Por otra parte, comer en exceso porque estás amamantando tampoco aumentará la producción de leche, ¡pero sí aumentará tu peso y después te resultará difícil perderlo! 

Otra creencia popular es que beber cerveza aumenta la producción de leche, pero tomar alcohol mientras das el pecho no es recomendable y también aumentará tu peso. 

Lo que sí que está demostrado que funciona para producir más leche es dar más el pecho. Cuanto más se alimente tu bebé, más leche producirás. 


Mito 7: Si tu mamá no tenía mucha leche, tú tampoco la tendrás

Lo que determina la cantidad de leche que una mamá produce, a no ser que haya un problema médico, es la frecuencia con la que alimenta a su bebé. Cuanto más lacte tu bebé, más leche producirá tu cuerpo. 

Quizás tu mamá se encontró con algunas dificultades cuando intentaba dar el pecho, y no obtuvo la información o el apoyo necesario para superarlas. Por ejemplo, antes se consideraba mejor no dar pecho por la noche para que la mamá descansara, pero esto ocasionaba un descenso en la producción de leche y, como había menos leche, se abandonaba la lactancia antes. 

Si estás en una situación similar te puede ayudar ponerte en contacto con una asesora en lactancia. En muchos hospitales hay una especialista o una enfermera que te puede ayudar a establecer la lactancia con tu bebé. 
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jueves, 6 de agosto de 2015

Una buena disciplina se traduce en poner límites claros y avalar la buena conducta

Fuente: http://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/buena-disciplina-traduce-poner-limites-claros-avalar-buena-conducta
por: Por un futuro para nuestros hijos página Facebook, posteado por Silvia Graciela da Cunha

03/12/2014
¿Tus hijos se portan mal? ¿Estás cansado de su mal comportamiento y ya no sabes qué hacer? ¿El castigo, es un modelo  adecuado? En este artículo te ofrecemos consejos sobre cómo disciplinar a tus hijos e intentamos responder a las dudas principales de muchos padres y madres.
Ten presente que nuestra reacción frente su conducta forman parte de su aprendizaje y educación. Aprender valores y pautas de comportamiento es muy importante para su desarrollo como persona a lo largo de su vida. Ante un mal comportamiento, muchos padres dudan de si es bueno o no castigarles y en todo caso cómo deben hacerlo. En pocas palabras se trata de enseñar a los niños a poner límites a las distintas situaciones y a avalar la buena conducta. En este sentido, los límites no son sinónimo de castigo sino de enseñanza.
A la hora de dar consejos sobre cómo disciplinar a los hijos es importante tener presente la edad del niño. Más adelante se especifica por grupos de edad los principales consejos para disciplinar al niño, pero antes es interesante conocer cuáles son las reacciones que facilitan el cambio de comportamiento de los niños para todas las edades. Son consejos que ayudarán a que aprendan de sus errores y facilitarán un cambio de comportamiento:
  1. Toma distancia: intenta ver la situación desde fuera ya que esto puede ayudarte a tomar una decisión más coherente, pues la distancia hará que seas más objetivo.
  1. Recupera la calma: espera un tiempo prudente antes de dar una respuesta a la situación. 
  1. Céntrate en lo esencial: en general, se obtienen mejores resultados al fijarte en la esencia de una situación que sancionando a los niños por todo en general.
  1. Anticípate a la situación conflictiva y planifica una estrategia.
  1. Utiliza el sentido del humor y desdramatiza las situaciones.
Reacciones que bloquean a tus hijos
  1. Hacerles reproches y acusarles.
  1. Insultarles.
  1. Expresar órdenes.
  1. Emitir frases desagradables.
  1. Lanzar frases críticas.
  1. Amenazarles.
  1. Victimizarle.
  1. Profetizar catástrofes: decirles que nunca van a conseguir algo.
Inculcar la disciplina a tus hijos según su edad
De 0 a 2 años: 
  1. En esta edad, los pequeños empiezan a descubrir su alrededor y suelen tener una gran curiosidad. Es por eso que es importante que elimines de su entorno cualquier elemento que pueda ser atractivo para ellos y que no puedan utilizar todavía o sea un peligro, como reproductores de música, joyas, productos de limpieza o medicamentos. Si se acercan a alguno de ellos tu reacción debe ser decirles “No” sin perder la calma, alejarlos del lugar e intentar que dirijan su atención hacia otra actividad.
  1. Puedes utilizar la técnica “tiempo fuera”, por la cual les dejes unos dos minutos solos en un lugar sin estímulos y distracciones, pues más de dos minutos no son eficaces todavía en esta edad.
  1. Si tienen cerca de dos años, además, ya les puedes explicar por qué, no está bien lo que han hecho. 
De 3 a 5 años: 
  1. A esta edad ya empiezan a entender la relación entre las acciones que realizan y las consecuencias que éstas tienen. Así, es importante que les expliques a tus hijos qué se espera de ellos, las normas que deben cumplir y el porqué de éstas. 
  1. Sé coherente con estas normas: haz que las respeten siempre, y sobre todo, respétalas tú.
  1. A esta edad también puedes utilizar el “tiempo fuera”. 
  1. Recuerda que reconocer y recompensar su buena conducta es muy importante, así como destacarles lo que deben hacer más que decirles lo que no deben hacer. 
De 6 a 8 años
  1. No les amenaces con castigos imposibles: seguramente no acabarás cumpliéndolos y pueden quitarte autoridad. Además, también pueden desmotivar a los niños y no cambiar su forma de actuar por pensar que lo tienen todo perdido.
  1. Cumple con tu palabra: la coherencia es crucial a estas edades para no perder autoridad. A pesar de todo, eso no significa que no puedas dar segundas oportunidades.
  1. El “tiempo fuera” también es eficaz en este momento, así como enunciar las consecuencias de las malas conductas.
De 9 a 12 años:
  1. Imparte disciplina apelando a las consecuencias naturales de sus acciones: es decir, si no hacen los deberes, deja que vayan a la escuela y les pongan una mala nota. Cargar con esta responsabilidad les hará prender. Si con estas consecuencias no cambian, debes ser tú quién imponga vuestras propias consecuencias.
A partir de los 13 años:
  1. Fija las normas en su rutina diaria: ya sea sobre los deberes, visitas de los amigos y hora de volver a casa: los adolescentes también necesitan límites, aunque las bases de la disciplina ya las hayan asimilado. 
  1. Permíteles cierto grado de control sobre su vida: deja por ejemplo, que tomen sus propias decisiones sobre su modo de vestir, peinarse o decorar su habitación. Esto hará que respeten las decisiones que todavía tú tienes que tomar por ellos.
  1. Recompénsales también positivamente: por ejemplo, déjales volver a casa un poco más tarde si se portan bien. 
Prevenir la mala conducta
  1. Explícales las consecuencias positivas de una buena conducta.
  1. Es importante que sepan también cuáles son las consecuencias negativas de la mala conducta.
  1. Crea oportunidades para que tus hijos observen y practiquen habilidades interpersonales y académicas.
  1. Supervisa a tus hijos: sé consciente de dónde y con quién están.
  1. Si tus hijos son adolescentes, evita que se ven envueltos en situaciones que faciliten conductas problemáticas.

Es aconsejable que en ningún caso utilices el castigo físico, pues tus hijos podrían pensar que la violencia es una medida que pueden utilizar y no el diálogo, podrías dañar su autoestima, dificultar la comunicación entre vosotros, su capacidad de relacionarse, interferir en el desarrollo de su inteligencia, sentidos y creatividad, crearles ansiedad y hacerles sentir soledad, abandono, rabia y rencor. El castigo físico, es pues, una reacción que bloquea a los niños. En este sentido, tampoco es recomendable: 
Según la edad de tus hijos puedes aplicar ciertas medidas que te ayudarán a definir los límites y a que sepan qué es correcto y qué no lo es. De hecho, según su edad, serán capaces de entender unas lecciones u otras y a medida que vayan creciendo, tus respuestas tendrán que variar.
Evitar las malas conductas también es sinónimo de prevenirlas. Es por eso que antes de que tus hijos hagan una mala acción ya has tenido que tomar medidas para evitarlo. Las principales medidas para evitar las malas conductas en los niños son:
Así pues, cuando tus hijos no se comporten como deben, ya sabes que la clave es saber qué hacer y qué decirles, hacerles entender por qué algo no está bien y enseñarles a corregirlo. Se trata pues, de hacer que refuercen sus conductas positivas y no de llevar a cabo acciones que puedan bloquearles. Además, recuerda que la prevención y la educación temprana en estas normas evitará que los niños crezcan desarrollando conductas negativas.   
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