Por qué es importante el apego
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Desde el instante en que llegan al mundo, los bebés están
listos para comunicarnos sus necesidades. A medida que aprendemos y reconocemos
lo que necesitan y nos encargamos de proporcionárselo, les vamos enseñando
muchas cosas sobre el mundo que los rodea. Aunque este proceso bidireccional no
se produce de la noche a la mañana, es uno de los más importantes; quizá el
más importante de todos los caminos que recorrerás con tu hijito.
Está demostrado que los niños que reciben buenos cuidados
durante el primer año de vida desarrollan mejores aptitudes para controlar el
estrés, forman relaciones más saludables, van mejor en sus estudios y tienen másautoestima. En términos generales, tienen más
posibilidades de disfrutar de una vida equilibrada y sentirse realizados.
¿Significa esto que un hijo adoptivo o que tenga un
padrastro o madrastra sufre una desventaja? No. ¿Significa entonces que
los padres que trabajan o se divorcian no pueden dar a sus hijos
suficiente atención para que sean adultos felices? ¡De ninguna manera!
Ya seas madre o un padre soltero, abuelo, padre adoptivo o
de crianza, un alto ejecutivo o alguien que busca trabajo, es importante que
sepas que puedes apegarte a tu bebé.
¿No estaré malcriando a mi niño?
¿Quieres que tu bebé sea feliz? ¡Por supuesto que sí! El
problema es que muchas veces es difícil saber trazar límites. ¿Si lo abrazo
demasiado, se volverá "pegajoso" o inseguro? ¿Lo agobiaré con tanto
amor? En muchos círculos se considera que hay que dejar llorar a un bebé
para evitar malcriarlo. Sin embargo, cada vez es
mayor el número de estudios que indican algo diferente y nos están haciendo ver
las cosas de otra manera. Más que nunca, los expertos aconsejan ahora que le
des a tu hijo todos los cuidados y atenciones que necesite, sin temor a
malcriarlo.
La teoría del apego
Para entender por qué el apego es tan importante, vamos a
ver qué es la llamada teoría del apego: todos los bebés intentan crear un
vínculo con las personas que se encargan de su cuidado, incluso con adultos que
no son muy afectuosos. Este vínculo no está solamente basado en la comida, sino
que va más allá de la necesidad de tu bebé de ser alimentado.
Un bebé busca esa proximidad de la madre a través del
llanto, la necesidad de ser acunado, las sonrisas reflejas, la succión, el
balbuceo y el llanto porque necesita ser aceptado y protegido
incondicionalmente. Y eso es la base de la continuidad de la especie humana.
El que el apego sea fuerte, débil o inexistente causará
diferencias que durarán toda la vida. Los bebés que crean un apego saludable y
seguro ven a sus padres o cuidadores como una fuente de consuelo y una
plataforma sólida desde la que pueden explorar el mundo y jugar. Estos bebés
echan de menos a sus cuidadores cuando se van y se sienten aliviados cuando
regresan. Gracias a una fuerte base emocional basada en la confianza, se
vuelven adultos seguros, competentes y bondadosos.
Diferencia entre apego y vínculo afectivo de la madre
Es fácil confundir el apego, que se refiere a la conexión
emocional del bebé contigo, con el vínculo que estableces, como madre, padre o
cuidador, con tu hijo. Es decir, los sentimientos que tú tienes por tu bebé y cómo
te relacionas con él.
El apego se produce las primeras semanas después del
nacimiento del bebé, mientras que el vínculo emocional se suele desarrollar
durante los dos primeros años de vida. Lee aquí otras diferencias entre apego y vínculo
¿Qué pasa si tu bebé no se apega a ti?
Cerca del 35 por ciento de los bebés forman apegos
inseguros. En sus tiernas mentes, no les queda claro si pueden o no contar con
sus padres. A menudo, estos niños hacen lo posible por mantenerse apegados y lo
suelen hacer de forma intermitente, buscando la atención de sus cuidadores unas
veces; desistiendo otras.
Como consecuencia, estos niños pueden volverse
excesivamente dependientes (desesperándose cuando sus cuidadores se alejan) o
inadecuadamente independientes (ni siquiera parecen darse cuenta de su
ausencia). Y también los hay que se comportan de manera asustada o caótica en
presencia de sus padres. Estos niños pueden ser más vulnerables a ciertos
problemas de ansiedad, rabia o depresión. También podrían
tener <15300068>dificultades sociales –muy mal comportamiento y
desobediencia- y una falta de motivación en la escuela. 15300068>
Tu influencia es decisiva
Muchos científicos opinan que lo que hace que el apego sea
o no saludable es la forma en que los padres responden a los estímulos de apego
de sus hijos. Ignorar o rechazar las necesidades del bebé, o reaccionar a las
mismas de manera inconstante tiende a producir un apego inseguro.
Asimismo, los cuidadores egocéntricos, controladores,
abusivos u hostiles pueden causar daños duraderos. Pero cuando los padres reaccionan
de forma sensible, reconfortante y sistemática a las necesidades de sus hijos,
crean un apego seguro y saludable. ¿Por qué? Porque para el bebé es importante
que sus cuidadores comprendan lo que él necesita. Y cuando esto ocurre, el
pequeño aprende a confiar en los demás.
La dependencia lleva a la independencia
Uno de los conceptos claves de la teoría del apego es que
la dependencia de un niño se transforma con el tiempo en independencia. En otras palabras, sólo después
de sentir que pueden contar con la presencia de sus padres -y percibir el mundo
como un lugar seguro y accesible- los niños logran desarrollar la seguridad
necesaria para explorar su mundo plenamente y jugar por su cuenta.
Eso no es lo mismo que decir que un niño debe tener acceso
a todo lo que quiere, explica la psicóloga infantil Kori Skidmore, sino que
cuando el bebé expresa una necesidad o deseo, sus padres deben responder con
alguna señal que diga, "sí, te oigo, hijo mío".
Por ejemplo, durante un paseo tienes que pasar al baño
a cambiarle el pañal a tu hijito de 6
meses, quien protesta a todo pulmón. En lugar de darte por vencida, le cambias
con calma el pañal a la vez que reconoces la aflicción de tu pequeño, diciendo:
"pobrecito mío, tienes tu pañal muy mojado, ya verás como te sientes mucho
mejor cuando te lo cambie, y luego podemos salir otra vez a jugar". Aunque
tus palabras no signifiquen nada para tu bebé, tu tono de voz le asegura que lo
comprendes y entiendes su incomodidad o dolor.
Por qué es tan importante el primer año
Esta clase de atención tiene especial importancia durante
el primer año porque es cuando más rápidamente se desarrolla el cerebro de tu
bebé. En particular el lado derecho del cerebro, donde se concentran las
emociones, se está desarrollando a gran velocidad (este ritmo de crecimiento
disminuye en el segundo año de vida). Aunque los bebés no recuerdan momentos
específicos de estos primeros meses, la base de sus emociones dependerá de las
experiencias vividas.
Por ejemplo, buscarán la ayuda de una persona que les de
apoyo y consuelo cuando tengan que superar situaciones estresantes en el mundo,
sobre todo si han tenido una experiencia afectiva con esa persona
anteriormente. Al responder atentamente a sus necesidades y estar disponible
emocionalmente para tu hijo, estarás estableciendo tu vínculo afectivo con el
bebé y reforzando el apego.
De hecho, establecer un apego saludable es un proceso
continuo. A medida que los niños crecen y se sienten más seguros para
conectarse con el mundo, sus padres son sus maestros. Incluso cuando sean
adolescentes, seguirán necesitando un lugar donde sentirse seguros y contar con
personas receptivas que los quieran. Los lazos emocionales que se establecen
durante el primer año y se fortalecen a lo largo de la niñez y la adolescencia
ayudarán a tu bebé a transformarse en un adulto feliz y productivo. Y tú también serás
una madre o padre mucho más feliz.
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