Una de las frases que más escucho a mis alumnos es:
- No puedo, ponme la chaqueta, los zapatos, abróchame la bata…
La primera reacción es ponerle la chaqueta porque no sabe, aún es pequeño o hay prisa y es más rápido si lo hago yo. De esta manera no ayudamos a que el niño crezca siendo autónomo, es decir, que se valga por sí mismo.
¿Por qué es importante que el niño sea autónomo?
Hay varios motivos y destaco dos que se relacionan entre sí, como si fuera un círculo de consecuencias: cuando el niño consigue hacer algo por sí mismo y sin ayuda del adulto aumenta su autoestima. En el momento que el peque dice “Lo hago yo solo” y tú le dejas sentirá placer al comprobar que él puede y que se hace mayor. A la vez, comprobar que él puede hacerlo y lo ha conseguido le produce seguridad en él mismo. Esta seguridad la utilizará para repetir lo que ha aprendido y para atreverse con próximos retos.
¿Cómo le puedes enseñar a ser autónomo?
La adquisición de la autonomía es un trabajo del niño y del adulto que le acompaña. A medida que el niño va adquiriendo autonomía en los hábitos de higiene, en la alimentación, en el vestir, en la convivencia, etc., se va sintiendo más seguro, tranquilo y con ganas de aprender. Enséñale a ser autónomo teniendo en cuenta su edad. Tu actitud positiva, tu estar presente en este proceso dará seguridad a tu peque porque se siente acompañado. Te propongo una orientación:
En una situación, por ejemplo, en la que tu niño de 3 años te diga:
-No puedo ponerme la chaqueta, pónmela tú.
Le miras a los ojos y le respondes:
-Sí que puedes, yo te ayudo: sujeta la chaqueta con las dos manos y primero mete un brazo y luego busca la otra manga.
En este momento, mírale y ves guiándole si lo necesita. Dale tiempo, diez minutos para ti es mucho y para él poco cuando se está aprendiendo. Tu paciencia la necesita. Puedes ir a hacer otra cosa, como ponerte tu también la chaqueta o los zapatos si marcháis a la calle sin alejarte demasiado para estar pendiente de él. Una vez puesta la chaqueta reconócele su esfuerzo, le puedes decir:
-Muy bien, te la has puesto tú sólo, ¿verdad?. Lo has conseguido.
A medida que el peque vaya aprendiendo retírale tu ayuda hasta que veas que ya no la necesite. Es decir, primero pónselo fácil para que lo consiga y se sienta motivado, como por ejemplo, gira las mangas si están al revés y le coges la chaqueta para que meta los brazos. A medida que va progresando da un paso más y enséñale a girar las mangas y a que coja la chaqueta para meter los brazos.
Observar los pequeños progresos día a día y valorárselos es para él una motivación importante y necesaria para continuar creciendo. Los mensajes positivos y tu presencia sin prisas le beneficia.
Fuente: Publicado por Noelia Murillo en Edukame - Todo en educación infantil
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